EL HOMBRE DE NARANJA  

 

 Llegaba del campo donde había pasado gran parte de mi vida, bueno, hasta mi adolescencia, buscando algún sustento y nuevas oportunidades de vida, buscaba una carretera amplia para llegar rápidamente a la ciudad más próxima, tome el bus a brumadela 567,aún recuerdo su número de serial de servicio, hay una ciudad algo lejana de la cual no había oído más que unos comentarios que van de boca en boca por los lugares que frecuentaba, decían que era una ciudad bastante movida en relación con el pueblo.

El conductor lucia sucio y por alguna razón subreal el bus estaba vacío, lo que me pareció bastante raro, ya que normalmente hacia esos destinos siempre se está plagado de gente, no vi más allá y seguí mi trayectoria sin intercambiar palabra alguna con el conductor que mala espina ya me daba desde su primera mueca al recibir mi dinero.

Pasaban las nubes, los destinos, y nadie abordaba, el conductor avanzaba cada vez  con mayor rapidez, por alguna razón ni lo moleste con la velocidad como si lo hubiera hecho en otro momento, fue raro la verdad. Luego, empezó a subir por unas largas carreteras que parecían interestatales que rodeaban gigantescas montañas, me impresionaba su tamaño, al llegar ni siquiera me volteé para despedirlo, me dio mi cambio y baje apresurado. Al bajar puso el arranque bruscamente y me dejó envuelto por una nube de humo polvoriento, llegaba a una especie de ciudadela, era curioso, pues era enorme y no de olía ni un alma, empecé a explorar con el poco equipaje que llevaba en mi mochila guardando cuidadosamente. Empecé a recorrer todo,  tiendas, centros públicos y unas viejas iglesias que me daban escalofríos, con sus figuras religiosas todas gastadas con la mirada perdida y lastimada, también las escuelas que me provocaban la misma mala sensación, era increíble cómo te podían causar terror y hacer sentir tan solo lugares que llenos te dan todo lo contrario, empecé a sentirme sofocado por la energía que respiraba, así que tome algo en una pequeña máquina expendedora que había cerca, frituras y un par de sodas, un verdadero banqueta, pff. Ya con algo en el estómago me dirijo al norte y entré en una especie de túnel pero sin tranvía, donde parecía caminaba millas, para dar finalmente con un montón de árboles, estaba obstinado gasté una fortuna en los pasajes de ida para llegar a ese pueblo fantasma y buscando gente llegar al mismo campo del que venía.

Decidí acampar, pues empezaba a anochecer. Puse mi tienda de acampar, unas sábanas y encendí una fogata con madera húmeda que pensaba no encendería. Me dormí viendo cómo se consumía hasta el último trozo de madera, para levantarme de golpe en medio de la madrugada por fuegos artificiales, brum!! Brum!!! Y Miles de otros sonidos raros que no vale la pena balbucear, me dio pavor al principio pero entrando en razón seguí el origen de aquellos, me levanté y puse los tennis rápidamente, y empecé a seguir las luces y ruidos tan rápido como pude para no perder su rastro cuando los lapsos de tiempo en que los lanzaban de hacían más largos. Corría y corría, tropezando con ramas y árboles, hasta chocar con algo un poco ¡más interesante! Una carpa de intenso azul marino, me quedé detallando la un rato y luego tomándole forma le di la vuelta, y Vi un gran letrero representativo "Gran circo gitano, el octubre naranjo" me pareció raro, ya que por más raros o excéntricos que fueran los judíos, aunque no hubiera muchos del lugar de donde venía, si había leído y ningún apellido tenían que fuera "naranjo”, al principio lo relacione con las hojas de otoño de octubre. De repente salió de unas tinieblas un gran tipo, de por lo menos metro noventa con gabardina, era el dueño del circo y me pidió me identificara:

-no es muy visto tener muchachos como tú por acá, ¿cómo te llamas?

-Oliver Valensi, ¿Muchachos como yo? ¿Se supone esto es un circo y donde están todos?

-Ja, llegaste en mala temporada, eso es todo, ¿italiano, eh?

También creo sea correcto presentarme, soy el dueño de todo lo que abarca la vista, y alguna que otra cosa más, Mauricio Copenhague

-Nunca había oído hablar de esto, es raro siendo tan grande, ¿qué pasa con eso? ¿También es producto de una larga temporada?

-nuestro circo es algo...exclusivo, muchacho, por cierto, por tu pijama y esas manos en tus bolsillos muriendo de frió, supongo eres extranjero, y algo peor que eso, joven y sin experiencia, ¿qué te parece llenar la bacante como recibidor?

Guarde silencio y asenté con la mirada, al día siguiente, no salió el sol, todo seguía oscuro, la niebla no se iba más me insistían en que era por la temporada, yo estaba reclinado en la silla de mi puesto, en mi taquilla, tenía paga por un trabajo sencillo, recibir los boletos de...nadie, era pan comido y una verdadera forma de ganarse la vida. Ya yendo hacia más adentro de la noche noté que mi jefe, el gran judío barbudo y pelirrojo de Mauricio, estaba inquieto, se puso sus botas de látex y una especie de traje de capitán de marina, cuando de repente encendió los parlantes oxidados, y sonaron ecos, para que de repente, pasara lo tétrico, lo que para entonces, no parecía tan fuera de este mundo, empezaron a salir sombras, bien vestidas, de toda clase de lugares y llenaron cada asiento casi tumbando mi taquilla, era aterradoramente increíble, empecé a dejarme ir, pero...ni siquiera levante un grito, era curioso, todo cobraba sentido, y para al final de la noche, el viejo Mauricio, anunciaba su retiro, como último interprete del lugar. Ello si me conmociono, al acabar el show, las sombras volvieron a sus piedras, a sus ríos ,a su soledad y yo, esperaba a Mauricio, con el corazón en la mano y el frio recorriéndome la piel, fuera de mi taquilla, encendí un cigarrillo, aunque no fumara, quería quitarme el miedo, al salir me lo pidiera su pipa. Se la devolví le pedí explicaciones aunque a duras penas podía mirarlo a los ojos:

-¿qué es todo esto? ¿Una especie de circo fantasma? ¿Una especie de purgatorio de entretenimiento?

-chico, sé todo lo que puede pensar, y como me debes odiar por ofrecer un trabajo de una noche a un niño campesino y sin futuro, mi pequeño trozo de cielo, es un lugar de nexo entre las almas abandonadas de la ciudadela, un lugar para olvidar su sufrir...no te sentiste solo mientras la atravesabas? Si así se siente estar rodeado por ellos, ¿cómo será sentir serlo? Me pregunte eso mismo cuando tenía tu edad y huía de mi vida, me vi en ti, té contrate por ello

-¿la ciudadela? ¿Qué paso allí? ¿Porque la última función? ¿Eres un líder espectro?

-el olvido, eso paso, es mi última función, porque sencillamente un judío no puede vivir para siempre para satisfacer a los que no, es así muchacho, es mi eterna temporada, mi eterno otoño.

 

Era de pocas palabras, pero cuando dijo eso, recapacite sobre porque nada de esto me había impresionado, era yo, era igual, estando vivo, sin lugar, sin destino, sin parada, miramos la luna, hasta que encendió su pipa y entro a su cabina, me quité la corbata, y me tire en el césped, chocando con el cielo, hasta dormir Al despertar, seguían pasando las millones de rarezas que me azotaban la espalda desde que partil césped era tierra, era parte de la ciudadela, la carpa no estaba y no había rastro del judío Mauricio...solo quedaba mi taquilla y encima del mostrador, una parte del dinero que me dejaron las almas por sus boletos, era mi paga, aunque la recogí de mala gana, no había necesidad, seguía inquieto y pensando en tantísimas cosas, yo era parte de todo, y me aterraba saber, que probablemente cualquiera puede terminar nadando así, olvidado, perdido, solo...pero me aclaraba de cierta manera, el terror que me producían, era fruto de la incomprensión tal vez, me daba pánico pensar en terminar siendo un espectro y que un viejo vago de circo sea el único que sea capaz de abastecerme de placer una vez cada otoño Pero era igual a él, de algún modo, recogí mis cosas, como lo hicieron en su show, recogí mis ideas, y seguí mi camino. Esta vez sin destino, No tenía casa entonces y la carretera finalmente parecía amplia solo e irónicamente acompañado por el otoño bajo sus árboles naranjas y ahí entendí que como el viento de aquellas hojas naranjas, mi vida será llevadera.